"A veces aflora en mí la pregunta (imposible de responder)¿quién y qué soy yo, y cual es mi historia particular?" (IK)

sábado, 1 de diciembre de 2007

El breve espacio en que no estás

Las palabras son, si apenas, trazas vacías hasta que un sentido llega a significarlas. Un argumento que, hecho leyenda, te toma por sorpresa; te persigue y te ronda hasta en sueños para apropiarse uno a uno de todos tus espacios.

Así se escribió esta historia; en la transcripción detallada de un diario inscrito a punta de momentos, instantes que dictaban el latido y marcaban el ritmo de la impresión en tu cuaderno.

Cuando te miro, cuando me tocas, cuando tu boca tortura mis lenguajes, cuando tu ausencia se hace eterna en el segundo en que mis dedos se estiran para tocarte y mis manos te buscan sin respuesta. Eres el fantasma que despierta mis madrugadas y la sombra que se esconde en los rincones de mi alma.

Te amo desde siempre, soy tuya como nunca he sido dueña, ni siquiera de mi misma.

Los minutos me cuentan del vació, la carencia insondable de tu expresión en mi espacio. Estás conmigo; lo sé, jamás podrás dejarme y sin embargo me asusta tu nostalgia.

Disimulo la percepción de tu distancia, de todos modos; la distancia es relativa, al sentido de tu presencia en el relato de mi historia. Mi alma sigue atrapada bajo tu pecho... Me recuerda que compartimos una vida.

Mientras tanto sigo aquí, sentada al filo de la muerte, viviendo en el retazo de mi mundo sobrepuesto al tuyo, escribiendo puentes que acerquen las cercanías de tu piel a mi cama, soñando en la última noche que pasamos juntos y que a veces parece tan lejana que se pierde entre los pliegues de la dimensión del desconcierto.

Por qué dejarme un minuto, si sabes que sin ti me pierdo en la profundidad de mis fracturas? Si tú mismo te has dado cuenta de lo mordiente de mi angustia. Alimentas mi monstro verde cuando demoras en asomarte a mi ventana…

Mi materialidad es propiedad privada de tu realidad concreta. Te extraño porque sin ti, mi imagen desaparece del espejo y un agujero negro termina por tragarse las pocas certezas que le he ganado al desvarío.

Lo siento, creo que me he desvelado demasiado…

No sé, hasta que punto puedo vivir sin que confirmes mi existencia. Mis palabras se detienen si
no alteran tus silencios y mi voz se abandona a la elipsis de tu inercia.

No te mueven mis ojos para quedarte, ni mis suspiros para detener la tortura de tu falta. Talvez ya es muy tarde y no habrá nada que logre borrar tu indecisión de mi memoria. Quizás es todo lo contrario y aquello que se queda fuera de nosotros, ha perdido toda trascendencia…

Ni siquiera has pensado que mi ligera indiferencia es lo único que me mantiene sin correr hasta tus brazos. Si tolero la distancia es porque me he dado cuenta de que, no hay límites que separen las cercanías de nuestros cuerpos, de nuestros deseos.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Siempre Tuya, Siempre Mío

Sirvan estos apuntes para declarar mi pertenecía a tu lenguaje; soy tuya porque sin ti las palabras impresas en este espacio son solo trazas incompletas, son las hazas de una taza, que no posee contenido..!!!

Prometo que todo lo que escribo se inspira en tu presencia. Te basta con existir para que se estructure un universo en el vacío, un discurso de dos inconscientes que en su delirio se cuentan enamorados. Habitantes exclusivos de este espacio imaginario, caminantes de éste que se ha convertido en nuestro mundo.

Los decires se confiesan en la rebeldía de mi libertad que se entrega a tu pertenencia. Escribo aferrada a mi imagen en tus ojos, de mis mitos para tus cadenas significantes.

No importa quien responda a la curiosidad de nuestros gritos y entre a esta página para intentar una interpretación arbitraria de nuestra historia; esto es entre tú y yo, de mis significantes a tus sentidos, de mi corazón a tu alma, de mi piel a tus dedos y de mi ser a tus latidos.

Nada más que el todo importa; quiero gritarle al mundo que soy tuya. Soy en tu existencia y se ha marcado el momento de echar luz sobre ésta: mi única certeza.

Amor, eres la inefable razón de mi poesía. Antes de ti había dejado de escribir, tú me devolviste las palabras.

Te amo, me fascina saber que eres el dueño de mis secretos y el único guardián de mis verdades.
En el descuido de la cotidianidad mundana de la rutina, me descubro ajena a la frialdad concreta. Soy mientras tanto un cuerpo sin alma, un significante que se desliza en busca de su sentido.

Estoy-en-el-mundo sin aceptar tu ausencia, para inscribirme aquí, pensándote, soñando con despertar en tus brazos; acariciando a gatito y esperando el día en que no necesite de puentes para esconderme en tus brazos.

Soy mujer porque te arriesgaste a reclamarme, soy sujeto porque estoy atada a la inscripción de tus rituales. Soy a tu lado simplemente una mujer para nada menos que todo un hombre; La mujer entre tus labios.

No soy perfecta si no es en el relato de tu vida, solo en conjunto nuestros mitos personales se vuelven infalibles e irrefutables.

Soy perfecta porque estoy a tu lado,
me miran tus ojos y me sostienen tus manos,
soy perfecta como tú eres perfecto,
porque soy tuya y tú eres mío,
juntos somos completos,

Nuestro amor es un epígrafe de círculo perfecto, un relato mítico de constructos irrepetibles. Un inventario que se convierte en historia, trazada en capítulos que no encuentran finales. Es que el argumento se escribe en el palimcesto de nuestra existencia.

Mientras uno de los dos respire en esta realidad inexplorada, nuestra historia tiene finales que marcan comienzos infinitos. Ni siquiera la muerte marcará el final de nuestros escritos, porque juntos somos, estamos, trascendemos al infinito para seguir amándonos por una y otra eternidad.

Entre tanto, te implico en mi ritual, sujetada al simbolismo de la palabra performadora; Me conjuro aquí y ahora para siempre:

Me entrego a ti! Me entrego a ti! Me entrego a ti!

viernes, 17 de agosto de 2007

Un retazo de nuestra historia...

Un retazo de nuestra historia...
Una tarde miré el cielo y me enredé en el atardecer apasionado del sol hundiéndose en el mar, saludé a una gaviota y me dejé arrastrar por el último rayito de luz que traspasaba el infinito, seguí la pista de una estela que se perdía en el océano y llegué al confín de mis sentidos para preguntar por el motivo de mi existencia.

- "Síguelo!"

Respondieron las olas rompiendo en un acantilado que sonreía al encontrarlas,

- "Síguelo?", Pregunté, "A quien?"

Dónde se esconde el secreto que descifra la verdad de mis sentidos, dónde pierdo el derrotero de mis dudas...

- "Síguelo!"

Respondió la lluvia que había empezado a bañar mi rostro,

- "Dónde? Cuándo? Cómo?, Quién tiene el secreto que contiene la verdad de mis latidos?"

De pronto un escalofrío me recorrió la espalda y el viento despeinó poco a poco mis cabellos. Volví a mirar al fondo oscuro del horizonte. Anochecía y el tiempo apresuraba la inquietud de mis preguntas.

La angustia embargaba los rezagos de mi alma cuando sentí la tibieza de unos brazos que me rodeaban por la espalda para atraerme hacia su pecho, me quedé congelada en ese instante, para sentir la respiración que estremecía la seguridad de mi verdad irrefutable, mientras algo me advertía que mi vida ya nunca sería la misma, que esa cercanía me cambiaría para siempre.

Intenté huir y subí a prisa las escaleras, pero me encontré escapando hacia sus brazos.

Fue en la imperancia de un momento, fue la sutil violencia de sus besos, fueron sus ojos enganchados a los míos, fueron nuestros gritos que confundían al silencio, fue el amor que encontraba su destino y fue un susurro de la noche que pronunció la sentencia de mi vida:

- "Síguelo!!!"

Repitió la sombra de mi falta, y mi fantasma conspiró con la profundidad de sus vacios;

- "Síguelo, es él tu alma, y tu su latido"